Un extenso mural que convirtió un tranquilo patio en un radiante portal de color, calma y conexión: 700 pies cuadrados de audaz renovación para un santuario del bienestar.
En el corazón del sereno Evexia Wellness Club de Marín hay un patio que ahora palpita con vida renovada. Se me encargó transformar este espacio exterior de 700 pies cuadrados en algo más que visual: algo que se siente.
Durante cuatro días de pintura intensiva, di vida a un mural degradado inspirado en la montaña que envuelve el ojo en olas de color y geometría suavizada. Pintado directamente sobre paneles de madera de pizarra, la obra refleja la ondulante belleza natural del paisaje californiano circundante, al tiempo que amplifica el tono emocional del propio espacio.
Lo que antes era una tranquila zona de transición es ahora un faro, que arroja luz al vestíbulo principal y crea lo que un miembro de la comunidad describió como "una calidez en los rostros de la gente que antes no había".
El personal ha afirmado que el mural ha "revitalizado el espíritu del edificio", y los visitantes se detienen regularmente a reflexionar, absorber y fotografiar la obra.
Este mural no era sólo un fondo, era una invitación a respirar más hondo. El ritmo, el color y la escala se diseñaron para evocar ligereza, expansión y claridad. Quería que diera la sensación de estar dentro de una línea del horizonte: con los pies en la tierra, pero elevado.
"Uno de nuestros miembros lloró al verlo, no por el mural, sino por cómo hacía sentir el espacio".
"El equipo del vestíbulo parece más suave. Más luminoso. Es como si la pared hubiera traído un nuevo espíritu".